No hay nada mejor, cielo,
que tener el poder en tus manos:
ser dueño de algo,
atar a tu alrededor
la cuerda invisible del engaño.
Te contaré, sin vergüenza alguna
cómo podría romper una familia entera
cómo, sin tener que chasquear los dedos,
la magia de una simple palabra,
dejaría una habitación a oscuras.
Este juego, verás, es un poco peculiar,
nadie ha impuesto las reglas,
tampoco va por turnos,
ni siquiera existe 'el método'
pero, en mi familia, todos sabemos cómo jugar.
Me explico, amor, por si aún quedan dudas:
todos deben poseer algo que los demás ansían.
Algo, que si se viera a la luz del día,
partiría más que un simple corazón.
No pueden haber amigos ni cómplices,
porque, tesoro, la más mínima ventaja,
hará de tu vida tu peor pesadilla.
Así que escoge a quien quieres proteger,
dale un beso en la frente y despídete
ámalo con desazón, desde lejos,
y reza por ganar y volverlo a ver.
que tener el poder en tus manos:
ser dueño de algo,
atar a tu alrededor
la cuerda invisible del engaño.
Te contaré, sin vergüenza alguna
cómo podría romper una familia entera
cómo, sin tener que chasquear los dedos,
la magia de una simple palabra,
dejaría una habitación a oscuras.
Este juego, verás, es un poco peculiar,
nadie ha impuesto las reglas,
tampoco va por turnos,
ni siquiera existe 'el método'
pero, en mi familia, todos sabemos cómo jugar.
Me explico, amor, por si aún quedan dudas:
todos deben poseer algo que los demás ansían.
Algo, que si se viera a la luz del día,
partiría más que un simple corazón.
No pueden haber amigos ni cómplices,
porque, tesoro, la más mínima ventaja,
hará de tu vida tu peor pesadilla.
Así que escoge a quien quieres proteger,
dale un beso en la frente y despídete
ámalo con desazón, desde lejos,
y reza por ganar y volverlo a ver.
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