Cuando todo empezó a dar vueltas, supe que era el fin. No había marcha atrás, lo que quedaba de mí resbalaba por mi garganta, anulándome. Me convertí en algo que no era, condenada a verme a mi misma a través de un cristal, observándome actuar mecánicamente, a la perfección.
Los días eran una pesadilla, seguía viviendo esa realidad atroz a mi alrededor, desatándome de la vida, de mi mundo, dejando que pasara el tiempo sin inmutarme. La verdad se confundía con mis sueños mientras la luz se convertía en un triste reflejo.
La vorágine de sombras me aturdía, el terror se volvió la única manera de evadirme. La soledad me parecía eterna cuando notaba cómo ella sonreía.
Pero llegaste y el aire que trajiste contigo calmó esas voces. Invadiendo mi esencia, fundiéndote entre las dos mitades de un todo. Enamorándote de ella y no de mi. Recordando su voz, pero desconociendo la mía.
Así que cuando viste el pánico que tenía a la oscuridad, cómo dormía acurrucada contra la pared o cómo se aceleraba mi pulso en ese pequeño ascensor, tus esquemas se rompieron y lo que nos unía con ellos.
La máscara cayó y no encontraste nada por lo que mereciera la pena luchar.
Lamento no poder ser ella. Lamento que la mentira sea lo mejor de mi verdad.
Los días eran una pesadilla, seguía viviendo esa realidad atroz a mi alrededor, desatándome de la vida, de mi mundo, dejando que pasara el tiempo sin inmutarme. La verdad se confundía con mis sueños mientras la luz se convertía en un triste reflejo.
La vorágine de sombras me aturdía, el terror se volvió la única manera de evadirme. La soledad me parecía eterna cuando notaba cómo ella sonreía.
Pero llegaste y el aire que trajiste contigo calmó esas voces. Invadiendo mi esencia, fundiéndote entre las dos mitades de un todo. Enamorándote de ella y no de mi. Recordando su voz, pero desconociendo la mía.
Así que cuando viste el pánico que tenía a la oscuridad, cómo dormía acurrucada contra la pared o cómo se aceleraba mi pulso en ese pequeño ascensor, tus esquemas se rompieron y lo que nos unía con ellos.
La máscara cayó y no encontraste nada por lo que mereciera la pena luchar.
Lamento no poder ser ella. Lamento que la mentira sea lo mejor de mi verdad.
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