/Pon play a Hurricane, de 30 Seconds to Mars/
No importa cuantas veces me lloraste, diciéndome que no podías más, que querías huir de aquí. Este es nuestro sitio, ¿Recuerdas? Es tu sitio. No puedes escapar.
No me interesa si estas hundida, por que nunca pudiste aspirar a otra cosa, es esto o nada.
Ni siquiera sé cuando empezaste a desear acabar contigo misma, cuando te hartaste de la situación. Sabes que no servirá para nada, estás encerrada. Esto será eterno, jodidamente eterno.
Cruza de calle, no sigas el mismo patrón de siempre. Coge un avión, corre lejos.
No servirá, lo sabes, volverás a mi. Siempre lo haces.
No servirá de nada, ¿Y sabes porqué? Por que lo quieres. Me quieres. Quieres estar aquí.
Por eso, grítalo. ¡Quema aquí, junto a mi!
Has pasado media vida sola, entre calles desiertas, sonámbula. Hasta que te encontré. Hasta que hice de ti algo que valía la pena. ¿Cuándo decidiste perderme el respeto? ¿Cuándo dejé de ser el héroe? ¿Quien te metió en la cabeza la idea de libertad? ¡Eres mía! ¡Eres mía, maldición!
Y aquí estás otra vez, tan destrozada por volver, tan destrozada por lo que has visto fuera de mi habitación. Sabes, lo sabes, que las noches en mi habitación son frías, pero que fuera son insoportables. Sabes que nunca te besaré, devoraré cada pedazo de ti, y que marcaré con fuego lo que me pertenece. Sabes que nunca te amaré, pero tu amor será suficiente.
Por eso, ven. ¡Ven a mi, pequeño pájaro rojo! Quema, aquí, junto a mi. Dime que me amas, y te devoraré una vez más. Bésame, y no saldremos jamás.
Deja que el demonio te muerda y olvidarás a tu dios. Deja que te muerda y sabrás lo que es estar viva.
Pobre pequeño pájaro rojo, nunca tuviste elección.
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