Pero te juro, por dios te lo juro, que esto no es lo que pretendía, por que nunca pensé en la posibilidad de no tenerte aquí, justo a mi lado. Pero nunca he sabido mantenerte, nunca he sabido cuidarte como es debido; como te mereces.
Siempre creí que fingir era la respuesta, que aparentar en vez de hablar era la solución. Siempre creí que mis problemas no podían afectar a nadie más que a mi. Tanto lo creí, que ni siquiera se me pasó por la cabeza que tú podías ver el caos que tengo dentro. El mismo caos que hizo que rompiera todas las promesas que te hice. ¿Nunca nada ha ido de perlas, verdad?
Y ahora, ahora que ya es demasiado tarde, ahora que por fin veo como me miras, ahora sé que nada volverá a ser fácil como lo era antes. Nunca volveremos a ser los mismos.
Estoy tan cansada de haberme vuelto invisible, estoy tan cansada de romper todo lo que tengo, que no tengo fuerzas para pedirte que te quedes. No puedo retenerte más. Me enferma tanto esta situación, que llego a preguntarme si te quiero de verdad. Por que quizá si lo hiciera, tal vez podría ser más fuerte para ti.
Así que si tienes que irte, hazlo. Sal por la puerta, huye, corre, pero hazlo ya, por que no podemos hacer nada más.
Algún día, sin nos encontramos otra vez, sanados del todo, podremos perdonarnos nuestros errores. Pero ahora mismo, no puedo perdonarte ni a ti ni a mi, por la sangre que hemos derramado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario